Lesión de ligamento cruzado posterior

Ligamento cruzado posterior se origina en la cara lateral del cóndilo femoral interno, cruza el ligamento cruzado anterior y se inserta en la fosa intercondílea posterior tibial de la superficie articular. El ligamento cruzado posterior es un estabilizador central de la rodilla, impidiendo el desplazamiento posterior de la tibia. Estabiliza la rodilla ante una angulación excesiva en varo o valgo y resiste la rotación interna de la tibia sobre el fémur. Sin embargo, una rotura aislada del ligamento cruzado posterior tiene poca repercusión sobre la laxitud del movimiento de rotación tibial o la angulación en valgo o varo si no se asocia con lesión de otras estructuras de soporte extraarticulares.

Incidencia de la lesión de ligamento cruzado posterior
Las lesiones del ligamento cruzado posterior constituyen solamente del 5 al 20% de todas las lesiones ligamentosas de la rodilla. La rotura es más frecuente en su tercio medio seguida por las avulsiones femoral y tibial. La lesión puede ser causada por una rotación forzada, hiperextensión, luxación o por un traumatismo directo con la rodilla en flexión. Se suele asociar a roturas del ligamento cruzado anterior, meniscos, ligamentos colaterales o la cápsula posterior. El test del cajón posterior puede ser normal debido al dolor, el edema, la hemartrosis (hemorragia en una articulación, que por lo general ocurre después de sufrir una lesión) y la contractura muscular existente, fundamentalmente cuando el complejo del ligamento arcuato esta integro.

La morfología del ligamento cruzado posterior depende del grado de flexión de la rodilla, de la integridad del ligamento cruzado anterior y del resto de estructuras de soporte de la rodilla. Con la rodilla en extensión o con un grado mínimo de flexión, el ligamento muestra un margen posterior convexo; si la rodilla está en flexión de más de 10°, el ligamento se tensa y muestra un grosor ligeramente menor que en extensión.
Tipo de lesión
Es importante explicar que las roturas agudas se dividen en 2 grupos: Las que afectan a las fibras ligamentosas y las producidas por un mecanismo de avulsión.
La mayoría de las roturas del ligamento cruzado posterior son de tipo intersticial; un largo segmento del ligamento o todo el.
El edema y efecto masa causado por la rotura del ligamento cruzado posterior es menor que una hiperseñal heterogénea sin que se identifiquen fibras ligamentosas. Menos frecuentemente se puede visualizar una solución de continuidad del ligamento.
En las roturas parciales, existe un área de hiperseñal y fibras ligamentosas visibles en todo el trayecto del ligamento. La localización de las contusiones óseas depende del mecanismo lesional. Cuando existe un desplazamiento posterior de la tibia con la rodilla flexionada, las contusiones se localizan en la cara posterior del cóndilo externo y la región anterior del platillo tibial externo.
En las lesiones por hiperextensión, se observan contusiones de los segmentos anteriores del platillo tibial y el cóndilo externo. Como la mayor parte de las roturas del ligamento cruzado posterior son de tipo intersticial, la alineación del ligamento permanece normal.
Tratamiento
Durante el proceso de reparación se produce un tejido fibroso que reemplaza a las fibras ligamentosas. Tanto el tejido cicatricial como el ligamento cruzado posterior normal tienen una señal de resonancia baja en todas las secuencias, lo cual puede llevar a errores diagnósticos.
El tratamiento conservador está indicado en pacientes con roturas aisladas del ligamento cruzado posterior, fundamentalmente aquellos con inestabilidad unidireccional.
La reconstrucción quirúrgica se reserva para las roturas por avulsión, las roturas crónicas sintomáticas y las lesiones agudas combinadas. Las roturas del ligamento cruzado posterior por avulsión tibial requieren tratamiento quirúrgico con reparación directa en un plazo no mayor de 2 semanas tras la lesión.
Han diseñado numerosas técnicas de reconstrucción para las roturas crónicas del ligamento cruzado posterior, empleando del tendón patelar, los tendones del semitendinoso y recto interno o aloinjertos. Las roturas aisladas del ligamento cruzado posterior requieren también reconstrucción quirúrgica cuando el descenso tibial posterior es mayor de 10 a 15mm.
La rodilla es una articulación que soporta una gran cantidad de peso, la recuperación postoperatoria requiere de acompañamiento fisioterapéutico:
1.- Inmediata tras la operación para trabajar sobre el edema y el dolor.
2.- Para comenzar a trabajar rangos de movimiento y mantenimiento de la musculatura se pueden realizar ejercicios isométricos.
3.- Trabajar las alteraciones de la marcha durante está etapa es importante, así como conocer la distribución del peso corporal en la planta del pie; Y puede realizarse con el estudio baropodométrico.
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Referencia:
García, R. (s. f.). RM de la rodilla. En F. Abascal, J. F. Carral, & L. Cerezal (Eds.), RM del Sistema Musculoesquelético (1.a ed., pp. 109–141). https://www.serme.es/wp-content/uploads/2016/05/capitulo6p.pdf