Con base en los más de 10 años que llevamos trabajando con pacientes amputados, sabemos que durante el proceso de protetización se pueden presentar complicaciones como la presencia de dolor ante la presión.
Este dolor puede estar derivado a un neuroma; como ya se ha explicado anteriormente existen diversos dolores tras una amputación, como lo es el dolor del miembro fantasma o el dolor propio del muñón.

El dolor ocasionado por un neuroma en el miembro residual se caracteriza por ser la percepción de sensaciones desagradables, que es constante agudo o pulsátil, pero en algunos casos puede ser sordo, de fácil localización a la palpación.
El desarrollo de un neuroma en el muñón tiene como causa un traumatismo, después de la cirugía de amputación el tejido de los nervios comienza a crecer de manera desorganizada, la amputación se considera como un traumatismo intencional a los tejidos de una extremidad.
Es importante aclarar que un neuroma en el muñón no es un tumor verdadero, solo es el crecimiento anormal de los tejidos del nervio normal, sin alteraciones en las células.
Antes de continuar tenemos que explicar porque sucede el desarrollo de un neuroma en el muñón, cuando existe una lesión en un nervio, un tipo de células llamadas células de Schwann periféricas se encargan de crecer para restaurar la zona dañada, en una amputación no se encuentran las células de Schwann para restaurar la zona y como consecuencia los nervios crecen de manera desproporcionada, de manera bulbosa muy sensible que recibe el nombre de neuroma terminal.
Como dato curioso los neuromas fueron descritos por primera vez en 1811 por Odier.
Clasificación de los neuromas en el muñón:
Neuromas fusiformes: Tumoración localizada, interna, su forma es alargada, secundaria a fricción o irritación crónica de un nervio dañado pero intacto.
Neuromas laterales o terminales: Resultado de un trauma severo con sección parcial o total del nervio.
¿Cómo detectar un neuroma traumático en el muñón?
Los neuromas traumáticos al tacto se perciben como un bulto ovalado y en algunos casos como un bulbo, ante esto es común que el paciente se sienta consternado cuando se le explica que presenta un neuroma ya que en su ultima consulta antes de que lo dieran de alta, tras la amputación no lo presentaba.
Esto se debe a que los neuromas suelen aparecer entre 1-12 meses después de la lesión y una vez que aparecen su crecimiento puede estar finalizado entre 2 a 3 años después.
Nuevamente tenemos que aclarar que no se debe confundir con un tumor verdadero y que este tipo de neuromas son más comunes en los muñones de miembro inferior.
Pueden no ser detectados al tacto y solo ser apreciados como una zona que se ha hecho dura.
Habitualmente son asintomáticos, pero en casos contrarios pueden llegar a causar dolor por diversos motivos:
1.- Por tracción del tejido cicatricial circundante.
2.- Por compresión de los tejidos cercanos.
3.- Disminución del aporte de sangre al neuroma.
Es una de las principales causas del dolor crónico residual del miembro amputado y es proporcional al dolor del miembro fantasma.
Una de las explicaciones que le brindamos a los pacientes, es que los neuromas se pueden entender como la terminación del nervio al final del muñón, que se enmaraño y creó una fibrosis alrededor de este, lo que genera una susceptibilidad a la carga o al tacto.

Tratamiento
El tratamiento de los neuromas traumáticos sintomáticos (que generan dolor), es variado de acuerdo a cada paciente los resultados son diferentes.
Por ejemplo, la intervención quirúrgica para removerlo en un paciente diabético puede presentar complicaciones tras la cirugía como infección, en otros pacientes las cicatrices pueden ser hipertróficas e incluso que vuelva a desarrollarse.
Cuando el neuroma es demasiado pequeño la cirugía no es la mejor opción..
Dentro de los tratamientos conservadores se destaca: La aplicación de ondas de choque o la inyección de anestésico local, que pueden ser una buena alternativa.
El bloqueo neurolítico es otro de los tratamientos alternativos, de acuerdo a diversos estudios con respecto a los neuromas recidivantes.
Lo ideal es que una vez que se detecte el neuroma acuda con su médico para recibir el tratamiento adecuado con base a su sintomatología.
El uso de una prótesis de pierna con un inadecuado método de suspensión y un socket que no se ajusta adecuadamente puede complicar el proceso.
En algunos casos los protesistas optan por diseñar sockets donde el muñón no tiene contacto total en el extremo final, para evitar que el neuroma tenga fricción, pero esto en lugar de ser una idea buena, es peor ya que el espacio entre el muñón y el socket puede generar una lesión por falta de una buena circulación, ocasionado una succión.
En el siguiente enlace podrás encontrar información similar al tema:
Consecuencias de no recibir rehabilitación física y protésica
Terapia física para fortalecimiento del muñón.
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Referencias
Calbo, J., Castro, M. C., Mas, A., Arias, M. E., García, F., & Crespo, C. (s.f.). Neuromas traumáticos: diagnóstico por imagen y opciones. SERAM, 1-14.